El mejor regalo que puedes hacerte cada año es cuidar de tu salud y de tu entorno.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano se desperdicia. En total, unos 1.300 millones de toneladas, una cantidad con la que se podría alimentar a los 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo, y que suponen el 8,6% de la población mundial.
Más allá de estos datos alarmantes, se suma la preocupación derivada del empleo y explotación de recursos naturales para su producción. En concreto, tres cuartas partes de toda el agua dulce destinada a la agricultura; requieren una superficie cultivada aproximada del tamaño de China; contribuyen a la pérdida de biodiversidad y más de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre se relaciona con los alimentos
Tomando en cuenta ésta situación tan preocupante, el inicio de año se puede aprovechar para cambiar algunos aspectos de nuestras vidas y plantearnos propósitos relacionados a la sostenibilidad, como cambiar algunos hábitos o ser más conscientes del tema.
Si estás de acuerdo con nosotros, te preocupa tu salud, el medio ambiente, acabar con el hambre, garantizar el bienestar de los animales y quieres contribuir a promover valores sostenibles durante los 12 meses del año, continúa leyendo y descubre la lista de propósitos de año nuevo que hemos preparado. ¿Te unes?
Además de ser un placer y tener una función social, comer es necesario para la vida. De ahí, la gran repercusión que tienen nuestras elecciones alimentarias en el medio ambiente y nuestro entorno local y por tanto, también a nivel global.
Igual de importante es reducir o eliminar el consumo de carne y otras proteínas animales, y conocer el origen y producción de los alimentos, ya que si no leemos las etiquetas o no estamos informados sobre todo lo que conlleva y cuáles son los impactos ambientales de los productos que estamos comprando y comiendo, podemos estar adquiriendo productos ultra-procesados, insalubres, que gastan muchos recursos naturales en su elaboración, o que vienen de muy lejos, en lugar de consumir productos locales, frescos y mucho más sostenibles.
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Reducir o eliminar el consumo de alimentos de origen animal en nuestra alimentación contribuye igualmente a frenar el avance del cambio climático. Definitivamente no es necesario incluir estos productos todos los días en el desayuno, comida y cena, o por lo menos, no que sean la base de los platillos en lugar de un moderado complemento.
Un ejercicio interesante es hacer una lista de qué consumimos los 3 días anteriores. Te sorprenderá la cantidad de proteínas animales que incluimos en nuestra dieta y lo escasos que son otros grupos importantes como granos, verduras y frutas.
Por tanto, como propósito de año nuevo, ¿qué te parece probar más platillos basados en plantas, intentar hacer la compra en comercios locales, pertenecer a grupos de consumo responsable o conocer a los tenderos de tu barrio?
La frase de Albert Einstein “No esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo”, es una llamada de atención a nuestros hábitos y forma de hacer las cosas. Si realmente queremos un cambio que impacte positivamente al medio ambiente y a nuestra salud, empecemos por la manera en la que organizamos nuestras vidas diarias.
Por ejemplo, el simple hecho de planificar el menú de la semana, hacer la lista de la compra y agendar un día para ir a los comercios más cercanos y preparar nuestros alimentos, reduce el desperdicio alimentario, estimula la economía local o de proximidad y además, se ahorra tiempo, dinero y energía. Esta forma de organización en la cocina está muy bien sistematizada y desarrollada con el llamado “batch cooking”, o cocinar para toda la semana, que es una forma inteligente de llevar un menú saludable y más sostenible.
Si necesitamos comprar algo, las etiquetas y certificaciones se convierten en nuestras mejores aliadas para llevar a cabo un consumo responsable. Eso sí, ¡es necesario saber leerlas y entenderlas! Para ello, tan sólo necesitamos prestar un poco de atención e informarnos sobre ellas. Aquí tambien es recomendable priorizar productos locales, que generen menos contaminación por transporte y almacenamiento, y soporte a la economía local. En caso de que tengamos alguna duda sobre la procedencia de lo que compramos, preguntar nunca está de más.
En México, las etiquetas de los alimentos ya nos indican si contienen excesos de sodio, azúcares o grasas, pero hay iniciativas en varios países, como Dinamarca y España, para incluir etiquetas que muestren cuál es el impacto en el ambiente de dicho producto, y bajo qué condiciones de bienestar animal fue elaborado.
Somos conscientes de que cada vez que viajamos impactamos el entorno que visitamos. Para reducirlo al mínimo, existe el denominado “turismo responsable”. Utilizar transporte sostenible para llegar a nuestro destino, respetar a la comunidad local que nos acoge, acudir a alojamientos respetuosos y ecológicos, probar la comida de la zona y los platillos regionales, pedir menús basados en plantas, etc., son sólo algunas de las acciones que podemos hacer para velar por el planeta cuando estemos de vacaciones.
Cuestionarse de dónde viene y cómo se produce todo lo que se consume y a dónde va cuando se desecha, es el primer paso para comprender el nivel de impacto de nuestro comportamiento sobre el planeta para cambiarlo poco a poco.
Por ejemplo, actualmente, la gran mayoría de la población desconoce de dónde proviene la carne que consume y cómo son tratados los animales en las granjas industrializadas, qué tanta agua potable se utiliza para la producción de ciertos alimentos, cuánta energía se gasta en el procesamiento, empaque, almacenamiento y transporte de los alimentos, dónde acaba el plástico que se echa en el contenedor, dónde se encuentran los microplásticos o de dónde vienen los aguacates o mangos fuera de temporada, etc.
Informarnos es fundamental para hacer elecciones y compras más responsables y sostenibles.
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En la medida en que tus circunstancias te lo permitan, plantéate algunos de estos propósitos de año nuevo, y cambia poco a poco tus hábitos. No te olvides de compartir con tus amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc., las metas que te has propuesto y explicarles por qué. El boca en boca resulta imprescindible para que cada vez más gente se replantee su modo de vida y vire hacia actitudes más respetuosas con el medioambiente.
Alianza Alimentaria te desea un sostenible 2024, en el que cada uno de nosotros pueda dar un paso adelante hacia una vida más saludable, sustentable y equilibrada en todos los aspectos ¡por un mundo mejor!