Así como los alimentos tienen impactos en la salud humana, también los tienen en el medio ambiente.
El clima está cambiando y la forma en que comemos está contribuyendo a ello. El cambio climático se ha convertido en un tema muy discutido últimamente, ya que la gravedad y la frecuencia de las grandes tormentas, sequías y otros desastres naturales ha aumentado considerablemente en muchos lugares del mundo. Si bien puede parecer que una persona no puede marcar la diferencia frente a estos fenómenos, qué elegimos comer puede tener un impacto importante en ellos. Así como diferentes alimentos pueden tener diferentes impactos en la salud humana, muchos de ellos también pueden tener diferentes impactos en el medio ambiente.
A medida que las naciones y ciudades se han urbanizado y los ingresos de los ciudadanos han aumentado, las dietas se caracterizan por un alto consumo de calorías, alimentos altamente procesados que incluyen carbohidratos refinados, azúcares agregados, sodio y grasas no saludables, y grandes cantidades de productos de origen animal. Además de los impactos negativos en la salud humana asociados con esta transición nutricional, este patrón dietético es en última instancia, insostenible para el planeta debido a cómo se producen y distribuyen estos alimentos.
¿Cómo se puede llevar una dieta que sea saludable pero también mucho más sostenible? Expertos han hablado de una “dieta planetaria", que incluye una gran variedad de alimentos de origen vegetal de alta calidad (verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, semillas) y reduciendo el consumo de los alimentos de origen animal, cereales refinados, azúcares añadidos y grasas no saludables, como las grasas trans y saturadas. Esta forma de comer es lo suficientemente flexible para adaptarse a situaciones, tradiciones y preferencias dietéticas locales e individuales y resulta mucho más sostenible para el planeta.
Estos 8 consejos pueden ayudarte a llevar una dieta mucho más saludable, deliciosa, asequible y sostenible, si te preocupa el planeta, ¡toma nota!
Una dieta basada en plantas tiene un impacto menor en el medio ambiente que una que incluye carne, pollo, pescado, huevos y lácteos. Reducir la ingesta de carne, y optar por proteínas vegetales, como legumbres, cereales y semillas, y comer más verduras, es una de las mejores formas de reducir la huella de carbono. Las dietas que liberan la mayor cantidad de gases de efecto invernadero fueron más altas en la carne de res, ternera, cerdo y otros rumiantes.
La alta demanda de ganado y sus derivados (carne, leche de vaca y huevos) puede agotar rápidamente los recursos naturales de nuestro planeta y aumentar la contaminación. Esto se debe a que la ganadería requiere grandes cantidades de tierra y agua, lo que lleva a la deforestación y la contaminación del agua a través de la descarga de desechos.
Los alimentos a granel a menudo se venden sin empaque o con recipientes reutilizables, lo que produce menos basura y menos vertederos, resultando benéfico para el medio ambiente. Además de implicar menos envases, comprar a granel también puede ser una opción más económica.
Elegir alimentos menos procesados, como los alimentos frescos e integrales, tiene un menor impacto en el medio ambiente. Cuanto más procesado es un alimento, más emisiones se generan en su producción. Los alimentos altamente procesados también tienden a tener más envases y pueden enviarse a distancias más largas, todo lo cual puede contribuir a la contaminación y las emisiones que alteran el clima.
Para comer de manera más saludable, sostenible y económica, los expertos recomiendan comer localmente según las estaciones. Las frutas y verduras frescas son más económicas cuando están en temporada, sin mencionar que son más frescas. Al comprar en temporada, probablemente obtengas los productos a nivel local, lo que significa que también estás reduciendo tu huella de carbono.
Además de comer fresco y local, es aconsejable beber agua natural, o en su caso, bebidas producidas localmente. Los líquidos pueden ser artículos pesados para enviar por todo el país y se necesita mucho combustible fósil para transportarlos. En lugar de comprar bebidas embotelladas, usa una botella recargable y llénala con agua potable.
Si tienes un área al aire libre, es posible que puedas cultivar algunos de tus propios alimentos. Pueden ser hierbas en una maceta, tomates en un patio o una pequeña parcela en tu jardín. Estas plantas no solo absorben algo de dióxido de carbono del medio ambiente local, sino que también pueden producir parte de los vegetales que componen tu dieta.
Cada vez más establecimientos son conscientes de la sostenibilidad alimentaria. No tengas miedo de preguntar sobre alimentación sostenible en los mercados y en los restaurantes que frecuentas. Pide a los proveedores de alimentos que apoyen a los agricultores locales, los productores locales y la agricultura sostenible.
Estas son algunas acciones sencillas que, mientras más personas realicen, ayudarán a la promoción de las dietas sostenibles, y serán un paso hacia una mejora de los sistemas alimentarios actuales y los impactos medioambientales. Si te sientes abrumado por comer pensando en el planeta, empieza poco a poco. Comienza a estar unos días sin comer carne y luego continúa desde allí, o prepara la mitad de tu plato a base de plantas, ¡si se puede!
Vía Mia Revista