Muchos desastres naturales no pueden prevenirse, otros, son consecuencia de las acciones humanas.
Los desastres naturales, como su nombre lo dice, son aquellos eventos súbitos y violentos causados por los procesos naturales del planeta, es decir, por la interacción principalmente de elementos abióticos. La mayoría de ellos no pueden controlarse y no tienen ninguna relación con la actividad humana, no obstante, en las últimas décadas, los desastres naturales han aumentado en frecuencia y severidad, ligándose a actividades humanas que degradan el medio ambiente, como la emisión de gases de efecto invernadero, la deforestación y contaminación que generan, entre otros, fenómenos como el cambio climático, la desertización, pérdida de biodiversidad y otros fenómenos acelerados que si bien siempre han ocurrido y forman parte de los procesos naturales de la Tierra, han incrementado sus impactos y por tanto los riesgos que representan para las personas, los países y las empresas.
El Foro Económico Mundial ha reportado que entre los 10 principales riesgos para negocios y países, están precisamente los desastres naturales, los desastres causados por la acción humana, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, las olas de calor y más recientemente, los incendios forestales sin control. Todos estos, tienen en cierta medida, una estrecha relación con la alimentación, ya que se están cambiando áreas selváticas y forestales por pastizales inducidos o tierras de cultivo, se están vaciando las reservas naturales de agua para cubrir la demanda de esta actividad que requiere 27% del agua del planeta y, principalmente, es una actividad que genera una tercera parte de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero del planeta.
Ante la emergencia climática que se avecina, o que algunos consideramos que ya tenemos encima, es necesario hacer todo lo posible para reducir el incremento de temperatura a través de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que es crucial que las políticas enfocadas a la acción climática, establezcan políticas alimentarias para minimizar las emisiones de este sector, siendo la ganadería, la avicultura y piscicultura, las que más gases de efecto invernadero emiten en conjunto en el sector alimenticio, y el cambio en las dietas tienen un potencial mayor en la disminución de las emisiones que los cambios tecnológicos que puedan darse en este sector; no obstante, la mayoría de los países han ignorado esta estrategia en sus planes de acción.
Por lo anterior, reducir el riesgo que representan los desastres naturales, es necesario que un cambio en los paradigmas alimentarios hacia dietas más sostenibles sea parte de las estrategias nacionales y corporativas, como una acción de prevención y hasta mitigación.
Gracias a las redes sociales, información como la que presentamos en este blog, llega cada vez a más personas. No obstante, es necesario también llevarlo a la práctica, y siendo los comedores industriales o los restaurantes cercanos a centros de trabajo los que alimentan a una gran proporción de la población económicamente activa, es su responsabilidad no solo mostrar información sobre los impactos ambientales de su oferta gastronómica, sino impulsar las dietas sostenibles como la regla y no la excepción de sus platillos.
Alianza Alimentaria ofrece programas integrales para que las dietas sostenibles sean parte de sus compromisos con la sostenibilidad y la responsabilidad social. Contáctenos.