Los ODS están relacionados, directa o indirectamente, con la nutrición, resaltando su importancia para la sostenibilidad.
Para promover indirectamente la salud tenemos que mejorar la gobernanza del sistema alimentario, la calidad general de la dieta y el estado nutricional de la población.
Todas las personas tienen derecho a una alimentación adecuada. Por este motivo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU nos comprometen para actuar a favor de cambios globales e integrados que permitan poner fin al hambre y a la malnutrición antes de 2030.
Una buena nutrición constituye la base para garantizar el bienestar y el potencial humano. El reto actual es pensar globalmente y actuar localmente para la transformación hacia una nutrición, y un mundo, más sostenible.
Objetivo 1: Fin de la pobreza
Una de las dificultades para avanzar en el Objetivo 1 es que el costo de las importaciones de alimentos es cada vez más elevado, en especial para los países pobres, que se enfrentan al desafío de cubrir sus necesidades básicas. Combatir la pobreza en el mundo implica, entre otras cuestiones, garantizar que todas las personas tengan un acceso equitativo a los servicios básicos, a las tierras, a los recursos naturales y a las tecnologías. Es también una prioridad incrementar el acceso de la población al consumo de fruta y hortalizas, mejorando su estado nutricional.
Objetivo 2: Hambre cero
El mundo no está bien encaminado para alcanzar el objetivo de hambre cero para 2030. Si continúan las tendencias recientes, el número de personas afectadas por el hambre y la desnutrición superará los 840 millones de personas para 2030. El aumento de la productividad agrícola y la producción alimentaria sostenible son cruciales para ayudar a aliviar los riesgos del hambre. Así mismo, revisar y actualizar las guías alimentarias de todos los países y promover alimentos nutricionalmente densos pero de bajo costo, como las legumbres y los cereales integrales, es indispensable para conseguir este objetivo.
Objetivo 3: Salud y bienestar
El ODS 3 busca asegurar la salud y el bienestar de todas las personas, en cada etapa de la vida. En la actualidad, las enfermedades no transmisibles, como la diabetes mellitus tipo 2 y la hipertensión arterial, son la principal causa de muerte prematura en el mundo. La obesidad, el sobrepeso y la malnutrición están entre las causas identificadas. Sin embargo, podemos adoptar estilos de vida más saludables a cualquier edad, como llevar una alimentación rica en hortalizas, verduras, frutas y proteínas vegetales, y realizar ejercicio con frecuencia.
Objetivo 4: Educación de calidad
Hay una fuerte relación entre la educación y los alimentos: la mala nutrición afecta al aprendizaje y al rendimiento en la escuela. En algunos países se han puesto en marcha programas para que más niños puedan acceder al sistema educativo, proporcionando comidas gratis en las escuelas; como resultado, aumentó la asistencia y disminuyó el trabajo infantil. Las escuelas también son el lugar perfecto para informar sobre cómo adoptar dietas saludables y sostenibles, y enseñar a las personas a cocinar y comer de forma apetitosa.
Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento
Además de para beber, necesitamos agua para otras actividades humanas, por ejemplo, utilizamos alrededor del 70% del agua dulce del planeta para la agricultura. Las verduras y hortalizas tienen características nutricionales únicas: son bajas en calorías y, a la vez, una importante fuente de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Además de ser básica para el tránsito intestinal, la fibra que aportan disminuye los picos de colesterol y glucosa en sangre durante la digestión. Es por eso que tenemos que caminar hacia un uso sostenible del agua necesaria para la producción de alimentos. Así mismo, el procesado de los alimentos contribuye a la contaminación de los acuíferos, por lo que su mejora tiene un papel importante que desempeñar en la conservación y calidad del agua.
Objetivo 10: Reducción de la desigualdad
Una buena nutrición necesita un buen balance energético. Los alimentos aportan nutrientes y energía, pero las necesidades varían en cada persona en función de factores como la edad o su actividad física diaria. Este balance energético es muy diferente según la zona del planeta en la que vivamos. Una de cada tres personas del planeta sufre malnutrición, según datos de la Organización Mundial de la Salud, tanto por desnutrición como por sobrealimentación. La nutrición es una de las bases en las que se sustenta la salud y el desarrollo de los habitantes de los países, y es preciso avanzar hacia una reducción en las desigualdades, no solo en lo referido al acceso a la comida sino también en su calidad y seguridad alimentaria.
Objetivo 13: Acción por el clima
Además de contribuir al cambio climático, la agricultura y ganadería también se ven afectadas por él. Es necesario reducir tanto las emisiones de gases de efecto invernadero que producen los procesos ganaderos y agrícolas, como adaptar un sistema de producción alimentaria que haga frente al cambio climático. De cara a la creciente demanda y competencia global por los recursos, es preciso contemplar la producción de alimentos en un contexto más general, relacionando la agricultura con la energía, la seguridad alimentaria y la nutrición.
Hoy, en la conmemoración del Día Mundial de la Nutrición, es importante recordar que nuestras decisiones alimentarias y de consumo, no sólo afectan nuestra salud y estado de nutrición, sino también contribuyen a cimentar un sistema de producción alimentaria que puede o no ser sostenible.