La alimentación es responsable de alrededor del 26% de todos los gases de efecto invernadero del mundo.
El Cambio Climático y los desastres naturales asociados a ello, son de los principales desafíos que enfrenta el mundo moderno. Dentro de las actividades que más gases de efecto invernadero general, está el sector alimentario, considerado el segundo más grande emisor después de la generación de energía con 26% de todos los gases de efecto invernadero de origen antropogénico.
Dentro del sector alimentario, los gases de efecto emitidos asociados al consumo de productos de origen animal, representan más de la mitad, siendo el 14.5% de todos los gases de efecto invernadero del mundo.
Así es, los gases de efecto invernadero de esta industria no están únicamente en las excretas y flatulencias de las vacas, sino en todo lo que implica a lo largo de todo su ciclo de vida. Si además sumamos la pérdida de biodiversidad, es claro que la ganadería industrial pone en riesgo la existencia no solo humana sino de miles de especies.
Considerando que la misma industria de transporte y la de generación de energía están involucradas en la alimentación, podríamos aventurarnos a llamar a esta actividad fundamental para la vida humana, una de las principales amenazas para la misma existencia humana, y con atención principal en la producción de proteínas de origen animal.
Cuando en términos de cambio climático hablamos, los productos de origen animal tienen en conjunto, una mayor huella de carbono que los de origen vegetal, aun cuando solo aportan el 18% de las calorías que consumimos. Inclusive en las producciones sostenibles, los productos de origen vegetal tienen un mejor desempeño ambiental precisamente por la digestión animal.
Por otro lado, están los gases que emiten los desperdicios de alimentos, que si bien no se comparan con la generación de gases involucradas en el consumo de productos de origen animal, representan una buena parte del problema.
El Cambio Climático ya es una realidad, y todos podemos realizar una acción muy sencilla para desacelerar el proceso de calentamiento del planeta y ello implica replantearnos las cantidades de productos de origen animal que ponemos en nuestro plato y la comida que desperdiciamos. Es verdad que para que los impactos ambientales de los productos de origen animal no se trasladen hacia la agricultura, sin embargo, comer menos carne parece tener mayor efectos positivos que cambiar el consumo hacia carnes de producción sostenible.
Los gobiernos y la iniciativa privada requieren influenciar a los consumidores con políticas alimentarias que consideren las dietas sostenibles para que realmente rindan frutos todos los esfuerzos realizados para afrontar el cambio climático y hacer que los sistemas alimentarios sean más sostenibles.
Es por ello que creamos Alianza Alimentaria y Acción Climática, para ayudar a reducir los impactos ambientales de toda organización que alguna vez sirva alimentos, ya sea a sus clientes o sus empleados. Para conocer el cómo podemos ayudar a su comedor industrial, hotel o restaurante a ser más sostenible, contáctenos.