Una decisión como comer, que tomamos tres veces al día, puede ser clave para cumplir los acuerdos de París.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número trece, que se refiera a la Acción Climática, invita a organizaciones e individuos a sumarse a todas las acciones, por pequeñas que parezcan, para reducir nuestra huella de carbono como humanidad.
Mucho se habla de aumentar la eficiencia energética, de cambiar hacia energías renovables, de dejar de utilizar vehículos terrestres y aéreos, aumentar el reciclado, e inclusive, la propuesta más atrevida y la que se considera más efectiva, refiere a que reduzcamos considerablemente nuestra tasa de natalidad inclusive a cero en ciertos sectores de la población, acción por mucho polémica debido a las historias oscuras detrás del control de la natalidad o las esterilizaciones forzadas en distintos países, entre otros mitos.
Un estudio publicado en 2017, explica cuáles son las decisiones individuales que pueden tener un mayor impacto, dentro de las que se encuentran las antes mencionadas. No obstante, en poblaciones de ingreso medio o países en desarrollo, como México, algunas de esas opciones no se encuentran al alcance de la mayoría de la población. Cambiar hacia energías renovables si bien es parte de los esfuerzos que todo gobierno debe hacer para dejar de depender de a poco de las energías fósiles, también implica enormes inversiones tanto a nivel público como a nivel privado, pues pocas familias realmente en nuestro país tienen los medios y la infraestructura para poder instalar en sus hogares celdas solares, biodigestores u otras fuentes de energía renovable, y sigue dependiendo de la red eléctrica local.
Lo mismo en el caso del uso de automóvil, las grandes distancias y los aún elevados costos y las garantías requeridas para adquirir vehículos particulares para la mayoría de la población, siguen haciendo que esta acción no sea tan efectiva e irreal para la mayoría de la población, pues 69% se mueve en transporte público, a pie o en bicicleta. Ya ni hablar de los viajes transatlánticos, que realmente están fuera del alcance de la pluralidad mexicana.
Aunque México es el país de América que más recicla, todavía estamos muy lejos del nivel de otros países que aprovechan al máximo su basura, pues la mayoría del reciclado depende del trabajo de personas que se dedican al pepenaje de manera independiente, pues el gobierno por sí mismo no tendría la capacidad ni la infraestructura para tener los niveles tan altos de reciclado que hoy tenemos. La cultura del reciclaje y sobre todo, la infraestructura necesaria para asegurar que se logre, requiere esfuerzos conjuntos de gobiernos y particulares para ser una realidad y tener el potencial de reducción de huella de carbono que proclama el mencionado estudio.
Si ninguna de esas actividades que son altamente efectivas para reducir la huella de carbono está en manos de la mayoría o la decisión de realizarlas puede ser poco frecuente ¿cuál sí podemos realizar todos?. Pues, con sus oportunidades de mejora en cuanto a disponibilidad y accesibilidad en muchas zonas rurales de México, en definitiva la decisión personal que es forzosa realizar tres veces al día y que puede tener un enorme impacto, es una modificación de los patrones alimenticios, principalmente reduciendo el consumo de productos de origen animal.
La alimentación es responsable de casi una tercera parte de los gases de efecto invernadero globales, y de ello, más de la mitad corresponde a los alimentos de origen animal, siendo que en general, estos últimos tienen mayores impactos ambientales que los productos de origen vegetal ,en casi todas las categorías de impacto, ello principalmente guiado por las excretas animales que producen metano y dióxido de nitrógeno, que son 25 y 298 veces más potentes para calentar el planeta que el dióxido de carbono, y por supuesto a la descarbonización y degradación del suelo que implica la producción de las enormes cantidades de alimento que requieren los animales para crecer hasta los pesos adecuados para matanza, pues la mayoría del maíz y la soya producidas en el mundo y que son responsables de la deforestación, están destinados al consumo de animales en granjas.
Cuando se compara en términos de km recorridos por un auto sedán de 4 cilindros, encontramos diferencias abismales entre la huella de carbono de un platillo que contiene productos de origen animal de uno que no tiene, principalmente cuando la base de la preparación es carne de vaca. Adicionalmente, si comparamos el almacenamiento y cocción de los alimentos, frutas y verduras pueden no necesitar refrigeración y comerse crudos, lo que a su vez reduce la energía requerida para su preparación. Y si sumamos la parte de generación de residuos, para quienes conocen de los principios de compostaje, saben que no deben ingresarse restos de productos animales en una composta, y que las frutas y verduras tienen empaques naturales, a diferencia de los cárnicos y lácteos que se comercializan con muchas envolturas plásticas para asegurar su inocuidad, por lo que las dietas mayormente basadas en plantas tienen una menor generación de residuos que terminen en vertedero.
Ante todo lo anterior, instamos a instituciones públicas, privadas, a gobiernos y a individuos a incluir en las políticas de acción por el ODS13, de Acción Climática, a realizar cambios estructurales en los sistemas alimenticios, que no requieren eliminar los productos de origen animal de las dietas, sino simplemente mantenerlos dentro de los límites planetarios, reduciendo la demanda en las grandes urbes, que consumen el doble de lo recomendado por la OMS. Ya ha sido demostrado que la producción más eficiente no es una acción suficiente para mitigar el cambio climático si no se hace a la par de una reducción en el consumo de estos productos, por lo que es fundamental hacer pequeños cambios en esos patrones de consumo para realmente reducir nuestra huella de carbono. Los expertos reconocen que no es posible alcanzar los objetivos del acuerdo de París si no hay cambios en las dietas, pues la creciente demanda de alimentos se convertirá en el principal generador de gases de efecto invernadero si no actuamos hoy.
Únete a la #AcciónClimática solicitando a las autoridades de tu localidad y a los tomadores de decisiones de la empresa donde trabajas para que implementen dietas sostenibles y de esa forma podamos entre todos, lograr los objetivos hacia 2030.
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“Sumémonos a la #AcciónClimática implementando #dietassostenibles. Sin cambios en los patrones alimentarios, no llegaremos a los objetivos #Planeta2030 #Act4SDGs #ODS #SDGs #UN75 #UNGA #DécadadeAcción #ODS13 @GobiernoMX @MYWorldMexico @SDGAction”
“Las #dietassostenibles tienen el potencial de reducir hasta 40% la #huelladecarbono de un individuo; deben incluirse en la #AcciónClimática. #C40 #Planeta2030 #Act4SDGs #ODS #SDGs #UN75 #UNGA #DécadadeAcción #ODS13 @GobiernoMX @MYWorldMexico @SDGAction”
“Mejoremos la #Salud de los Mexicanos y del Planeta a través de #dietassostenibles. Es hora de tomar #AcciónClimática desde nuestros platos. #Planeta2030 #Act4SDGs #ODS #SDGs #UN75 #UNGA #DécadadeAcción #ODS13 @GobiernoMX @MYWorldMexico @SDGAction”