La actividad agropecuaria es la principal actividad que nos mantiene fuera de los límites planetarios.
Desde 2009, un grupo de científicos estableció el concepto de “límites planetarios”, considerando las principales actividades humanas que generan impactos importantes en el medio ambiente y que a su vez, ponen en riesgo la existencia humana, principalmente porque hemos rebasado la capacidad que tiene el planeta para recuperarse de las perturbaciones que causamos.
Son nueve los límites establecidos, de los cuales, no solo hemos rebasado sino ido mucho más allá de la zona en que no conocemos los efectos a largo plazo aquellos relacionados con la integridad de la biósfera y el ciclo biogeoquímico, mientras que el cambio en el sistema de las tierras y el cambio climático están también por encima de los límites considerados seguros.
En esos cuatro límites rebasados, la agricultura, y, sobre todo la ganadería, son responsables de una muy buena parte de ese desequilibrio contribuyendo al 26% de los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, 78% de la eutrofización de aguas oceánicas y superficiales (por el desbalance que causan los fertilizantes y las excretas en el ciclo biogeoquímico) el 70% de las extracciones de agua, 75% de la pérdida de biodiversidad agrícola en el último siglo y 48% de la superficie de la tierra es utilizada para esta actividad, desplazando bosques y selvas para la creación de monocultivos y pastizales inducidos, entre muchos otros efectos de los límites que todavía están dentro del margen seguro, incluyendo aquellos que amenazan nuestros océanos y todos los servicios ambientales que estos proveen.
De acuerdo a diversos estudios, un cambio hacia dietas que contengan poca o ninguna proteína de origen animal, es la principal acción a realizar para reducir los gases de efecto invernadero y para la pérdida de biodiversidad, mientras que es urgente un cambio en los sistemas de producción agrícola (incluyendo los de producción de alimento para animales) para permitir que el equilibrio en los ciclos del nitrógeno y fósforo se restablezcan.
Por otra parte, una dieta más variada en contenidos vegetales y reducida en productos de origen animal, es en definitiva clave para proteger la biodiversidad, inclusive más importante que cambios en los sistemas de producción ganadera hacia unos más sostenibles.
Además, cambios en la alimentación no solo tienen efectos positivos en el medio ambiente, sino que también aportan de manera muy importante al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
Es por ello que desde Alianza Alimentaria, hacemos un llamamiento al Gobierno de México, al sector privado y a los ciudadanos particulares, que se sumen a nuestra propuesta para promover dietas sostenibles en comedores, hoteles y restaurantes de todo tipo. El cambio es urgente y está en manos de todos poder revertir la preocupante situación por la que estamos atravesando.