Un estudio revela cómo el cambio climático amenaza el fútbol, desde estadios de la Copa del Mundo hasta campos en localidades pequeñas, con riesgos como el calor extremo y las inundaciones. Pero aún hay opciones para salvarlo.
Entra un viejo conocido a la cancha: el cambio climático. Este jugador se fortalece cada vez más, pero su ingreso puede poner en riesgo el mundial de 2026 y los que vienen, de acuerdo con el informe Pitches in Peril, publicado por las organizaciones Football For Future y Common Goal.
Este documento, publicado antes de la Copa del Mundo masculina de la FIFA 2026, que se celebrará en México, Estados Unidos y Canadá, tiene como objetivo integrar el riesgo climático en el fútbol y provocar una conversación global sobre el futuro del juego. Su estudio revela que la industria del fútbol produce alrededor de 66 millones de toneladas de CO2 al año, y que gran parte de esa huella proviene de los viajes, así como de los alimentos y bebidas que se consumen en los estadios y eventos.
El informe destaca que las sedes de la Copa del Mundo ya enfrentan amenazas climáticas que se agravarán con el tiempo. Para 2050, se prevé que casi el 90% de los estadios en los que se realizará el siguiente mundial enfrentarán a condiciones de calor extremo, haciendo que los partidos sean inseguros sin adaptación. Monterrey, Miami, Houston, y Dallas son las ciudades más vulnerables.
El informe incluye también los resultados de una encuesta realizada en América del Norte, que revela un apoyo al liderazgo climático en el fútbol:
El fútbol tiene un amplio potencial para ser una solución climática, dado su alcance global y su capacidad para inspirar el cambio. Como hemos visto, gran parte de la huella de la industria se genera en la logística de viajes y en los alimentos y bebidas que se consumen en estadios y eventos perifericos. Es aquí donde la alimentación sostenible se convierte en la jugada para salvar a este deporte. Nuestro sistema alimentario actual es responsable de un tercio de las emisiones de carbono en la atmósfera.
Necesitamos promover más consumo de alimentos de origen vegetal en los menús de los eventos deportivos. Estos productos tienen un impacto ambiental mucho menor comparado con los de origen animal. Al incorporarlos se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de agua y de tierra, lo que favorece la mitigación de los efectos del cambio climático. Además, promover una alimentación basada en plantas también reduce el riesgo de enfermedades crónicas en la población.
Para asegurar el futuro del fútbol, necesitamos transitar a un modelo de alimentación que reduzca los impactos ambientales de nuestras decisiones. En Alianza Alimentaria y Acción Climática tenemos las estrategias y recursos para lograr este cambio a gran escala.
¡Súmate! Cambiar nuestro plato transforma al mundo.