La Corte Internacional de Justicia dictó una sentencia histórica que establece que los países que no cumplan con acuerdos internacionales sobre cambio climático violan el derecho internacional.
En una sentencia histórica, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), órgano judicial de las Naciones Unidas, determinó que los países que no cumplan con los acuerdos internacionales sobre el cambio climático podrían estar cometiendo un acto ilegal.
Para la Corte, la protección del medio ambiente es inseparable de la defensa de los derechos humanos, ya que los efectos del cambio climático pueden vulnerar derechos fundamentales como la salud, el acceso a la vivienda, al agua y al derecho a la familia.
Aunque las opiniones de la CIJ no son vinculantes, esta sentencia subraya la relación entre la destrucción ambiental y los derechos humanos, lo que podría facilitar futuros litigios a nivel nacional e internacional, dada la relevancia política y jurídica de la Corte. La Corte precisó que estas obligaciones se aplican incluso a países no firmantes de tratados específicos de la ONU sobre el cambio climático. Un ejemplo de ello es Estados Unidos, que bajo la presidencia de Donald Trump se retiró del Acuerdo de París en enero de este año.
Con esta sentencia, la Corte abre la puerta para que los países responsables de las mayores emisiones sean llamados a rendir cuentas, reparar daños y restaurar ecosistemas cuando sea posible.
Los jueces concluyeron que, según el derecho internacional, los países están obligados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, prevenir daños y colaborar en la protección de las poblaciones vulnerables. Estas obligaciones afectan todas las actividades generadoras de emisiones contaminantes.
Una de esas actividades es la producción de alimentos. Nuestro sistema alimentario actual es responsable del 30 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Al año es responsable de emitir unas 16 mil millones de toneladas de CO2eq, de acuerdo con Naciones Unidas.
Una solución para reducir este impacto ambiental es adoptar un sistema alimentario sostenible. Este enfoque de producción de alimentos busca mejorar la calidad, disminuir el desperdicio y reducir la huella hídrica, de carbono y de uso de suelo de los mismos.
En ese sentido, los productos de origen vegetal son más eficientes para alcanzar este objetivo. Requieren de menos agua y tierra para su producción y al mismo tiempo las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen drásticamente comparado con los productos de origen animal. Además de que son nutricionalmente y culturalmente adecuados.
Al mismo tiempo, la alimentación sostenible procura la seguridad alimentaria para las generaciones presentes y futuras.