¿Cuál es el vínculo entre los alimentos que consumimos, el riesgo para desarrollar cáncer, y aquellos que pueden prevenir su aparición?
Cada vez más las personas nos interesamos por conocer las características nutricionales, beneficios y riesgos de consumir ciertos alimentos, y su relación con la aparición de enfermedades, o su acción preventiva.
Cuando se trata de cáncer, que se define como la existencia de uno o más tumores malignos que tienden a invadir y dañar los tejidos circundantes en el cuerpo, varias investigaciones y hallazgos sobre los posibles vínculos entre los alimentos, nutrientes, o factores de nuestro estilo de vida y el riesgo a desarrollar cáncer, son reportados por distintos medios u organizaciones con la intención de informar al público y promover acciones para evitarlo, sin embargo muchas de estas notas y comunicados pueden ser confusos, o no brindar la información completa.
Estos alimentos vegetales son ricos en sustancias nutritivas, como los antioxidantes, fitoquímicos y fibra. Para entender la acción protectora de las frutas y verduras contra ciertos tipos de cáncer, es importante conocer qué son y cómo funcionan estas sustancias:
Son sustancias encontradas naturalmente en los alimentos, o fabricadas por el hombre, que pueden prevenir o retrasar el daño a las células y los tejidos del cuerpo que ocurre constantemente como resultado normal del metabolismo o los procesos químicos y fisiológicos que ocurren en nuestro cuerpo diariamente. Debido a que dicho daño a las células se ha asociado con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer, estos antioxidantes resultan útiles para proteger contra este riesgo. Entre los antioxidantes se encuentran la vitamina C, que contienen alimentos como las frutas cítricas (naranja, limón, toronja, lima), kiwi, guayaba, pimientos rojos y verdes, brócoli y tomate, entre otros; la vitamina E, hallada en las nueces, semillas y aceites vegetales; los carotenoides, que son pigmentos naturales sintetizados por las plantas, y que son los que les dan el color distintivo a los vegetales; y los fitoquímicos, que son compuestos producidos por las plantas que les brindan sus características de color, sabor, y olor, y que al mismo tiempo tienen funciones protectoras en el cuerpo humano.
Se refieren a una variedad de compuestos producidos por las plantas, que les brindan características distintivas (color, textura, sabor, olor), y que están involucrados en su desarrollo, crecimiento y protección. Algunos tienen efectos antioxidantes, o pueden comportarse similarmente a algunas hormonas, asociándose a una disminución en el riesgo de desarrollar cáncer. Entre los fitoquímicos podemos encontrar flavonoides (contenidos en la soya, garbanzos, y té verde), carotenoides (contenidos en calabazas, pimientos, tomates, melones y zanahorias), antocianinas (encontradas en la berenjena y col morada), y sulfitos (encontrados en la cebolla y ajo).
Es un componente vegetal considerado un carbohidrato que los humanos no podemos digerir. La fibra tiene un papel muy importante en el mantenimiento de la microflora del colon, por lo que recientes estudios la relacionan con un menor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. La fibra se clasifica en soluble, encontrada en la avena, leguminosas, chícharos, etc., e insoluble, contenida en la cáscara de las frutas y nueces, trigo, semillas, etc.
Al igual que con otras leguminosas, la soya y los alimentos derivados de ella son una fuente excelente de proteína, fitoquímicos, como los isoflavonoides, y fibra. Estos isoflavonoides pueden proteger contra los tipos de cáncer dependientes de hormonas, como cáncer de mama, próstata y endometrio.
Algunos estudios han observado que las personas que viven en países cuya alimentación es elevada en grasas presentan tasas mayores de cáncer de mama, próstata y colon.
Especialmente las grasas saturadas, encontradas en los alimentos de origen animal, pudieran influir en el riesgo de desarrollar cáncer, además de que están asociadas con niveles altos de colesterol en la sangre, y vinculadas a un mayor riesgo de enfermedades del corazón.
Estudios han asociado el consumo elevado de carnes procesadas (embutidos), con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal y de estómago. El consumo de carnes procesadas y carnes conservadas mediante los métodos que emplean el ahumado o el curado con sal, aumentan la exposición a agentes que son causantes potenciales de cáncer, por lo que se recomienda eliminar su consumo en lo posible.
El consumo de azúcares incrementa la ingesta total de calorías, pero sin proveernos de nutrientes. Al fomentar la obesidad, un alto consumo de azúcar puede indirectamente aumentar el riesgo de cáncer. Tener sobrepeso o padecer obesidad se asocia con un riesgo aumentado de cáncer de seno (entre las mujeres posmenopáusicas), colon, endometrio, esófago, riñón y páncreas, así como probablemente cáncer de vesícula biliar. Limitar el consumo de comidas con un alto contenido de azúcar como los pastelillos, dulces, galletas y cereales azucarados, así como las bebidas azucaradas como los refrescos y bebidas energéticas endulzadas con azúcar puede ser útil en reducir la ingesta calórica y prevenir la obesidad.
Existen muchos otros alimentos y sustancias que se asocian con un mayor riesgo o protección para desarrollar cáncer, sin embargo, aún no se cuentan con datos suficientes para comprobar su funcionalidad e influencia en la aparición de esta enfermedad, sin embargo, es bien sabido que el llevar una alimentación saludable, rica en alimentos de origen vegetal, funge como un factor protector de desarrollo de cáncer y otras enfermedades.