La alimentación sostenible puede reducir significativamente nuestra huella ambiental y combatir el cambio climático. ¡Cuidemos de la Tierra cada vez que nos sentamos a la mesa!
Nuestra Madre Tierra nos envía señales claras: es momento de actuar. Este 22 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Tierra, una oportunidad para tomar consciencia sobre el impacto que estamos generando en el mundo que habitamos. Urge tomar medidas que lo protejan, mejoren la calidad de vida de las personas y contribuyan a mitigar la crisis climática.
La salud de la Tierra está profundamente conectada con nuestras decisiones diarias.
Según la comisión de EAT-Lancet, especialistas en sostenibilidad alimentaria, la salud planetaria es el equilibrio entre la civilización humana y los sistemas naturales de los que depende. El deterioro de los ecosistemas, la pérdida acelerada de biodiversidad y la creciente acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) son síntomas de un planeta afectado por la actividad humana.
Nuestro sistema alimentario hoy en día es responsable de más de un tercio de las emisiones de GEI, transformarlo es una de las formas más efectivas de reducir nuestra huella ecológica. ¿Cómo lograrlo?
La alimentación sostenible busca asegurar la disponibilidad de alimentos para toda la población sin comprometer los recursos naturales de las futuras generaciones. Ajustar nuestros hábitos alimenticios es una de las mejores maneras de ayudar al planeta, según EAT-Lancet. Y lo mejor es que podemos empezar desde casa.
Aumentar al doble el consumo de alimentos vegetales (frutas, verduras, legumbres y semillas) y reducir a la mitad el consumo de productos de origen animal (carne, lácteos, huevos y productos del mar) beneficia tanto a la salud planetaria como a la humana, sin comprometer el futuro.
El sistema alimentario actual, basado en gran medida en productos de origen animal, está acelerando la degradación ambiental. Es urgente transformarlo para reducir el impacto ecológico.
Un dato alarmante: gran parte de los cultivos globales se destinan a alimentar animales en lugar de personas, y este modelo contribuye al 80% de la deforestación en el Amazonas.
Proteínas vegetales, como los frijoles, garbanzos, habas y lentejas, ofrecen nutrientes muy similares a las proteínas animales y además tienen beneficios extras: nos proporcionan fibra, vitaminas y minerales. ¡Todo esto con una menor huella ambiental!
Por ejemplo, la huella hídrica de producir un kilo de carne de vaca es de más de 15 mil litros, mientras que la de las lentejas es de sólo mil 250 litros.
Consulta nuestra guía de alimentación sostenible en la que podrás encontrar más información sobre las acciones que puedes tomar para ajustar tu alimentación.
Según EAT-Lancet, hay cinco formas clave para impulsar el cambio:
El Día Mundial de la Tierra es un recordatorio de que todas y todos jugamos un papel importante en la protección del planeta. Nuestras decisiones diarias, especialmente las relacionadas con la alimentación, pueden generar un cambio real.
Optar por una alimentación sostenible no solo es una responsabilidad ambiental, también es un compromiso con nuestra salud. Cada elección, desde lo que comemos hasta cómo lo compramos, tiene un impacto significativo en el mundo que nos rodea.
Tenemos más ideas, herramientas e inspiración para que sigas transformando el mundo desde tu plato. ¡Súmate en este enlace y salvemos al planeta, un plato a la vez!