Deforestación: Los árboles que talamos por nuestra alimentación

Las elecciones que tomemos con respecto a los alimentos, pueden tener un impacto significativo en los ecosistemas forestales y en la conservación de la biodiversidad.

Escrito por Sofía Ruiz
05/06/2023 15:52

La pérdida de áreas forestales en el mundo tiene graves implicaciones ambientales, sociales y económicas. Conduce a la pérdida de biodiversidad, afecta el equilibrio de los ecosistemas y contribuye al cambio climático al liberar grandes cantidades de carbono almacenado. Además, reduce la provisión de servicios ecosistémicos esenciales, como la purificación del aire y el agua, y afecta a las comunidades indígenas y locales que dependen de estas áreas para su sustento. La deforestación también puede dar lugar a la desertificación y la pérdida de suelo fértil, lo que amenaza la agricultura y la seguridad alimentaria. La conservación y la gestión sostenible del arbolado es fundamental para proteger nuestra biodiversidad, mitigar el cambio climático y garantizar un futuro sostenible.

Si bien existen diversas causas de la deforestación, una de las más graves tiene que ver con lo que comemos.

¿Qué es lo que está causando la tala de árboles?

Cada año se pierden alrededor de 5 millones de hectáreas de áreas forestales en el mundo. La producción de carne, la soya y el aceite de palma son responsables del 60% de la deforestación tropical.

Ganadería intensiva:

La ganadería intensiva requiere vastas áreas de pastizales y espacio para el cultivo del alimento de los animales. Para cubrir estas necesidades, se talan grandes extensiones de áreas forestales. La ganadería intensiva es responsable del 41% de la deforestación tropical, es decir, es responsable de la tala de 2.1 millones de hectáreas, lo que equivale aproximadamente a la mitad del territorio de Israel o Puerto Rico.

El uso de piensos en la alimentación del ganado es el principal impulsor de la expansión de los monocultivos, lo que a su vez conduce a la deforestación. Este proceso requiere una gran cantidad de agua y suelo para la producción. Actualmente, el 80% de todas las tierras agrícolas a nivel mundial se destinan a este fin.

La FAO estima que la demanda de proteína animal se duplicará en 2050, lo cual es alarmante considerando que la deforestación asociada con la producción de carne no solo implica la pérdida de árboles, sino también la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero y contribuye en gran escala al cambio climático.

Soya y aceite de palma:

La creciente demanda global de soya y aceite de palma ha impulsado la expansión de los cultivos en áreas previamente forestadas, incluido el Amazonas. Esta expansión agrícola implica la tala y quema de bosques para dar paso a plantaciones, siendo estos alimentos responsables del 18% de la deforestación en el mundo.

El aceite de palma es un ingrediente muy utilizado en la industria alimentaria debido a su versatilidad y bajo costo. Su producción a gran escala ha llevado a la destrucción de extensas áreas de bosques tropicales en países como Indonesia y Malasia.

Por su parte, la soya cultivada en el mundo, principalmente se destina a la alimentación de los animales en la industria de la carne. ¡Tan sólo el 6% de la soya es para consumo humano!

Acciones para abordar la problemática

Como mencionamos, la deforestación tropical está mayormente impulsada por la producción de algunos productos, como la carne, la soya y el aceite de palma. Si nos concentramos en abordar estas cadenas de suministro, podemos lograr avances significativos en la reducción de la deforestación y sus impactos ambientales.

La exploración de formas alternativas de producir proteínas de alta calidad puede tener un impacto significativo. La producción de carne es uno de los principales impulsores de la deforestación, y se espera que la demanda de este alimento continúe creciendo en las próximas décadas. Sin embargo, las innovaciones en sustitutos de la carne ofrecen la posibilidad de que las personas puedan seguir disfrutando de alimentos similares a la carne sin contribuir a la destrucción de los árboles tropicales. Esto representa una oportunidad importante para reducir el impacto ambiental y conservar los valiosos ecosistemas forestales.

Cuando se transforman los sistemas alimentarios a otros más sostenibles, la reducción del consumo de alimentos de origen animal es clave. En este sentido, dicha reducción tendría un impacto directo en dos aspectos principales: Por un lado, disminuir la cantidad de suelo demandado directamente por la ganadería, y por otro lado, la cantidad de soya y otros cultivos destinados a alimentar a estos animales sería menor. Ambas aspectos evitarían la tala de millones de árboles en el mundo.

Asimismo, la FAO publicó un informe muy interesante que resalta la importancia de la simbiosis única entre los suelos y las legumbres, la cual desempeña un papel fundamental en la protección del medio ambiente, el aumento de la productividad agrícola, la adaptación al cambio climático y el suministro de nutrientes esenciales para el suelo y los cultivos subsiguientes. Esta relación simbiótica entre los suelos y las legumbres presenta beneficios significativos para la sostenibilidad y la resiliencia de los sistemas agrícolas.

Es decir, de acuerdo con los párrafos anteriores, migrar a un sistema alimentario en el que se consuma más proteínas vegetales, sobre las animales, en definitiva representaría un gran beneficio para las personas y el medio ambiente.

Además, es necesaria la implementación de iniciativas en las áreas de mayor afectación, como por ejemplo la de “Moratoria de la Soya” de Brasil, la cual tiene el objetivo de frenar la deforestación relacionada con la producción de soya en la región amazónica, con el compromiso de que productores y comerciantes no compren este alimento cultivado en áreas deforestadas ilegalmente y se estableció un sistema de monitoreo y verificación para garantizar el cumplimiento de este compromiso.

La iniciativa ha sido considerada como un paso importante en la lucha contra la deforestación en el Amazonas y ha contribuido a reducir la expansión de la soya en áreas de alto valor de conservación.

Si aplicamos medidas similares en otras industrias como la cárnica o la del aceite de palma, existe el potencial de reducir significativamente la deforestación. Esto requerirá la colaboración y el compromiso de los actores relevantes, incluidos los productores, las empresas y los consumidores, para lograr un cambio positivo en la conservación de las áreas forestales y la protección del medio ambiente. Con esfuerzos coordinados, es posible abordar este desafío y avanzar hacia un futuro más sostenible.

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