COP30: La ganadería continúa degradando al planeta

Terminó la COP30, la cumbre de acción climática más importante, sin discusiones que priorizaran la mitigación de los impactos ambientales del sistema alimentario, en especial de la ganadería industrial.

Escrito por Uriel Gámez
24/11/2025 16:10

Este fin de semana terminó la COP30, celebrada en Belém, Brasil, sin acuerdos para la mitigación de impactos ambientales causados por el sistema alimentario.

La reunión de los países ofrecía una oportunidad histórica para destacar el impacto de la ganadería industrial en la crisis climática, pero esta fue desaprovechada. Como en años anteriores, el sistema alimentario quedó fuera del debate crucial, dejando de lado una herramienta que ayudaría a cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la forma en que producimos nuestros alimentos contribuye a un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) globales, impulsados principalmente por la ganadería industrial.

Metano, un gas que calienta al planeta

El Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas publicó el primer Informe Global sobre el metano, un gas con un impacto de calentamiento 86 veces mayor que el CO2. En el informe, se reconoce que las emisiones de metano han aumentado, pero se señala que es posible alcanzar la meta de reducción global del 8% para 2030, un objetivo revisado tras la anterior meta de reducción del 30%.

“Enfrentar las emisiones de metano es una de las formas más rápidas y eficaces de desacelerar el calentamiento global. La reducción del metano actúa como un freno de emergencia climático, ayudándonos a mantener el rumbo de la meta de 1,5 °C”, afirmó Alice Amorim, directora de Programas de la Presidencia de la COP30.

Las estrategias empleadas para alcanzar el objetivo van de programas de detección y reparación de fugas de gas, cierre de pozos abandonados, mejora en la gestión del agua y separación de residuos orgánicos. Sin embargo no se mencionan mitigaciones en la ganadería, que de acuerdo a publicaciones recientes es responsable del 50% del calentamiento global, debido a su alta emisión de gas metano.

Reducir la dependencia de la ganadería podría ser una herramienta fundamental para alcanzar las metas de mitigación de este gas, pero esta posibilidad no fue discutida. De acuerdo con el documento, cumplir la meta podría evitar más de 180 mil muertes prematuras y reducir en 19 millones de toneladas las pérdidas agrícolas anuales hasta 2030.

Reforestar para producir más alimentos

Otro de los impactos de la ganadería industrial es la deforestación de bosques y selvas para la producción de piensos. La pérdida de vegetación y los monocultivos asociados a los alimentos para el ganado erosionan los suelos y los vuelven infértiles.

Ante esto, Brasil lanzó un proyecto de restauración de tierras a nivel mundial. El Plan de Inversiones en Agricultura Resiliente para Degradación Cero de Tierras, también apoyado por países como Australia, Canadá, Alemania, Japón, Arabia Saudita, Nueva Zelanda, Noruega, Perú y Reino Unido, ayudará a movilizar recursos públicos y privados para lograr esta tarea.

De lograrlo, el impacto será directo en cerca de 40 millones de áreas que ya son consideradas degradadas. Actualmente, más del 20% de las tierras agrícolas globales, aproximadamente mil millones de hectáreas, se encuentran en este estado, de acuerdo con Naciones Unidas.

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La degradación de los suelos disminuye la productividad y resiliencia de la tierra, lo que a su vez agrava la inseguridad alimentaria y fomenta la expansión de la agricultura hacia ecosistemas naturales, contribuyendo así a la deforestación.

La propuesta ofrece cuatro servicios clave:

  • Mapeo de paisajes degradados para priorizar inversiones.
  • Identificación de soluciones de restauración y evaluación de financiamiento.
  • Creación de mecanismos para combinar fondos públicos y privados.
  • Colaboración e intercambio de conocimientos para mejorar el financiamiento.

Para que esta iniciativa funcione se debe asegurar que las tierras restauradas se destinen a producir alimentos para las personas, no para alimentar animales criados para consumo. Utilizar estos suelos para piensos y forrajes implica grandes pérdidas de materia y energía, que termina reduciendo la eficiencia del proyecto.

Además, la restauración debe ir acompañada de estrategias que reduzcan el consumo de alimentos de origen animal. De poco sirve recuperar unas áreas si, al mismo tiempo, seguimos deforestando otras para sostener la producción ganadera, que hoy, como ya sabemos, es la principal causa de pérdida de bosques.

Ganadería, fuera de la acción climática

La COP30 ha mostrado, una vez más, que dejar fuera a la ganadería de las discusiones sobre acción climática perpetúa el impacto negativo del sistema alimentario en el calentamiento global.

Si bien se han planteado soluciones para reducir las emisiones de metano y restaurar tierras degradadas, no abordar la ganadería, como principal responsable de una gran parte de esas emisiones e impactos, es ignorar una de las causas fundamentales de la crisis climática.

Reducir la dependencia de esta industria y su impacto sobre el medio ambiente debería ser una prioridad en cualquier estrategia de mitigación. De lo contrario, el sistema alimentario seguirá siendo uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, socavando los esfuerzos para alcanzar las metas del Acuerdo de París y limitando las posibilidades de un futuro más sostenible.

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