El amaranto es considerado Patrimonio Cultural Intangible de México.
El amaranto es una planta herbácea, cuyos vestigios se remontan a más de cuatro mil años de antigüedad, e indicarían su origen en Norteamérica. Fue mayormente producido y consumido durante los periodos maya y azteca.
Comúnmente se cultivaba en chinampas, y era usado como alimento para familias enteras, y utilizado para ritos religiosos. Hoy en día, aún es considerado un importante complemento en la dieta mexicana, y de otros países de Latinoamérica.
Diversas especies de amaranto se han adaptado a distintos terrenos agrícolas y regiones, como México, Centroamérica, Nepal, e India, y representa uno de los productos económicamente más rentables del mercado, por su gran valor nutricional, superando a cereales de uso común, como el trigo, avena y maíz; por su alto nivel de adaptabilidad, y su bajo costo. La FAO cataloga al amaranto como un cultivo con la misma cantidad de nutrientes que la soya, que puede cultivarse en condiciones de temporal, y un rendimiento igual o mayor a otros cultivos en igualdad de circunstancias, por lo que representa una alternativa de producción y consumo en zonas marginadas.
En cuanto a su valor nutricional, 100 gramos de amaranto nos aportan 371 kcal, 13.6 gramos de proteínas, que representan un 28.4% de la cantidad diaria recomendada (CDR%), 63.5 gramos de carbohidratos, 6.7 gramos de fibra, 7 gramos de grasa, 159 miligramos de calcio, que es el 13.3% de la CDR%, entre otros nutrientes importantes para una alimentación correcta y completa.
Además de su interés nutricional, el amaranto también se aprovecha en la elaboración de cosméticos, colorantes, e incluso de plásticos biodegradables.
Sin duda, el amaranto es un alimento a considerar para integrar en una dieta sostenible, y que podemos preparar y consumir en platillos deliciosos, innovadores, y nutritivos. ¿Cuál es tu receta favorita con amaranto?