¿Sueño después de la comida? Te decimos cómo evitarlo.

Comidas pesadas, con alto contenido de carbohidratos simples y grasas saturadas serían responsables del sueño tras la comida.

Escrito por Alejandra Gloria Piña
21/07/2020 12:02

Es muy común que después de la hora de la comida, en tu lugar de trabajo, sientas sueño y pesadez que no te permiten estar alerta y continuar con tus actividades con la misma productividad. Esto se debe al proceso digestivo del organismo, que desencadena reacciones químicas en el cuerpo y son las que provocan que se sienta somnolencia.

Los carbohidratos, especialmente los simples, como el azúcar, aumentan la cantidad de insulina producida por el páncreas. Cuando se elevan los niveles de esta hormona, se incrementa la actividad del triptófano en el cerebro (que es un aminoácido esencial), provocando una mayor producción de serotonina y melatonina, neurotransmisores encargados de la regulación del sueño y la sensación de bienestar.

Partiendo de esto, la cantidad consumida de carbohidratos simples en una comida es uno de los factores determinantes en la somnolencia que se siente tras la comida. Alimentos como el bolillo, arroz blanco, tortillas, galletas saladas, pastas, pan blanco y postres, son algunos de los que juegan un rol importante en este aspecto, porque el cuerpo absorbe rápidamente el almidón y el azúcar, y eleva los niveles de glucosa en sangre en poco tiempo, pudiendo provocar cansancio.

Además, al comer, el cuerpo utiliza parte de nuestra energía para digerir los alimentos y poder extraer y sintetizar sus nutrientes. Este factor gana especial importancia cuando se consumen grandes cantidades de alimentos o porciones grandes con productos muy calóricos. Al aumentar la cantidad de comida, el organismo tiene que trabajar más tiempo y para ello necesita emplear más energía, ocasionando fatiga y somnolencia.


¿Qué hábitos de alimentación se deben adoptar para combatir el sopor post-comida?


  • Opta por comidas con un correcto equilibrio de nutrientes.

Platillos que, en base a los alimentos empleados para su preparación, aportan carbohidratos, grasas, proteínas y otros nutrientes en cantidades adecuadas y saludables, serán más fácil de asimilar para el organismo que si se eligen comidas altas en carbohidratos, simples, grasas saturadas, y proteínas de origen animal, o comidas ultraprocesadas y empaquetadas, que suelen ser muy calóricas por el alto contenido de azúcares, aceites y harinas refinadas añadidas. Las preparaciones y los alimentos frescos y ricos en fibra ayudan a mantener los niveles de glucosa en sangre en niveles estables. Un gran aporte de vegetales, que conformen un 50% del plato de comida, proporciona menos calorías, por lo que el organismo tiene que emplear menos energía para digerirlo. Además, estos contribuyen a sentirse saciado, con lo que es más fácil evitar grandes ingestas de comida.

  • Reduce el consumo de azúcar.

Los alimentos con cantidades grandes de azúcar, especialmente si es azúcar añadido, pueden disparar los niveles de glucosa en muy poco tiempo. Aportan energía de manera rápida durante un breve periodo de tiempo, pero se pierde pronto, al tiempo que aumenta la insulina y la serotonina, y entonces, aparece la somnolencia.

  • Dale importancia al desayuno.

No desayunar puede provocar que cuando llegue la hora de la comida tengamos más hambre y aumente la posibilidad de servirse porciones muy grandes o de consumir alimentos poco saludables. Cuando desayunamos, es más probable poder hacer una comida al mediodía que no resulte excesiva. Igualmente, si se realiza una pequeña colación a media mañana, se contribuye a llegar más saciado a la hora de comer.

  • Come para alcanzar una saciedad cómoda, sin quedar muy lleno.

Escucha y respeta las señales de apetito y saciedad que envía el organismo. Cuando se come y se alcanza un nivel de saciedad óptimo, es mejor parar que continuar comiendo. De no hacerlo, el cuerpo tendrá que trabajar más para procesar dichos alimentos, utilizando una mayor cantidad de energía, y causando fatiga y sueño.

  • Realiza actividad ligera, como caminar, durante 10 o 15 minutos después de comer.

Si se tiene oportunidad o un poco de tiempo extra después de comer, hacer un poco de actividad física mejorará la circulación de sangre y oxígeno en el cuerpo. Un breve paseo puede ayudar a evitar esta somnolencia, manteniéndonos enérgicos.


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