El cambio climático está alterando los ecosistemas marinos y afectando a especies clave como el atún. El calentamiento del océano, la acidificación y la pérdida de oxígeno están modificando su hábitat, migración y reproducción.
Es uno de los peces más demandados en todo el mundo y puede llegar a pesar hasta 700 kilos: sí, hablamos del atún. Existen unas 15 especies diferentes, pero las más explotadas comercialmente son el atún rojo, el de aleta azul y el de aleta amarilla.
México ocupa el lugar 15 en producción mundial de atún, con alrededor de 118 mil toneladas al año. Aunque la sobrepesca sigue siendo una amenaza clave para esta especie, hay un riesgo creciente: el cambio climático.
Aunque solemos notar los efectos del cambio climático principalmente en tierra firme, el océano también está cambiando: aumenta la temperatura del agua, se intensifican los ciclones tropicales, hay alteraciones en la acidez del mar y cambian los patrones de viento y precipitación. Todo esto afecta profundamente a las especies marinas, incluido el atún.
Por ejemplo, el caso del atún rojo del Atlántico. Esta especie solía habitar exclusivamente aguas templadas y frías. Sin embargo, en años recientes se ha observado su expansión hacia el norte, alcanzando regiones como el océano Ártico y las costas de Noruega. Esta migración responde directamente al aumento de las temperaturas marinas, que ha alterado sus hábitats tradicionales.
Impactos del cambio climático en los ecosistemas marinos Los primeros 700 metros de profundidad en el océano, donde habitan muchas especies comerciales, ya muestran señales de cambios ambientales. Entre los principales efectos están:
Todo esto compromete no solo la biodiversidad, sino también la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas.
Una parte de la solución está en nuestras manos: consumir de forma más consciente. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, es urgente mejorar la gestión de la pesca, proteger los ecosistemas acuáticos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector pesquero.
Actualmente 8.4% de los océanos y zonas costeras del mundo se encuentran dentro de áreas protegidas y conservadas. Necesitamos ampliar estas zonas para cuidar especies clave como el atún.
Nuestro sistema alimentario es responsable de aproximadamente un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En México, el consumo de productos marinos promedia los 13 kilos por persona al año. Según Eat Lancet, la media de consumo para no rebasar los límites planetarios es de 28 gramos al día, es decir, que en México estamos consumiendo 39% más de la recomendación.
Reducir el consumo de atún y otros animales marinos disminuye la presión sobre los océanos, reduce las emisiones asociadas a pesca, transporte y procesamiento y protege ecosistemas marinos esenciales para el equilibrio ecológico.
Transformar nuestro impacto ambiental puede comenzar en el plato. Elegir más alimentos de origen vegetal, evitar el desperdicio y optar por una alimentación más sostenible son acciones poderosas.
Te invitamos a unirte al reto 14 días, 14 acciones por el planeta. Aprende, actúa y transforma tus hábitos alimenticios para reducir tu huella ambiental.
Cada decisión cuenta. Toma acción hoy y se parte del cambio.