Reducir el uso de plásticos en frutas y verduras es clave para combatir la crisis ambiental. Aunque muchos productos vegetales ya tienen su propia protección natural, siguen vendiéndose en empaques plásticos innecesarios que contribuyen al desperdicio de alimentos y al aumento de residuos.
Tenemos plásticos en todo nuestro hogar: en los electrodomésticos, en nuestra ropa, en algunos muebles, en nuestra cocina y hasta en nuestros alimentos. Es tiempo de parar este ciclo que parece sin fin.
Aunque en varios estados del país han prohibido diferentes plásticos de un solo uso, la realidad es que todavía podemos encontrar muchos alimentos envueltos en este material.
Y seamos sinceros, los alimentos de origen vegetal ya tienen incluida una envoltura: la cáscara que protege al fruto, a nuestras semillas o las hojas de las verduras. No necesitan más protección.
Un estudio de la organización WRAP, en el Reino Unido, analizó cinco alimentos vegetales comunes: manzanas, plátanos, brócoli, pepinos y papas. Cuando se venden sueltos y sin etiquetas de caducidad, la gente compra solo lo que necesita y desperdicia mucho menos, pues los alimentos bien refrigerados pueden durar hasta meses sin que se consideren desperdicio.
Pero cada año van a la basura más de 10 mil toneladas de plástico y cerca de 100 mil toneladas de comida, por no adoptar estas prácticas, pues muchos supermercados venden sus productos en empaques, sin dejar opción a los consumidores.
Otro dato importante es que al no depender de las fechas impresas en los empaques, las personas usaron su propio criterio para saber si los alimentos seguían estando en buen estado.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, los plásticos en el medio ambiente son una crisis mundial.
Desde 1950 hasta 2017, se produjeron cerca de 9 mil 200 millones de toneladas de plástico. De ese total, unos 7 mil millones se convirtieron en residuos, y la mayoría terminó mal gestionada: en vertederos, tirada al medio ambiente o incluso en el mar.
El 85% de los desechos marinos son plásticos. Contando residuos terrestres pero también las redes de pesca.
Cada año, unas 640 mil toneladas de redes de pesca acaban abandonadas en el mar. Estas redes pueden permanecer en los océanos durante años. Atrapan a muchos animales marinos y se fragmentan en microplásticos, que ingresan en la cadena alimentaria y llegan hasta nuestros platos.
Con estos consejos puedes reducir tanto los residuos plásticos como el desperdicio de comida. Nuestro sistema alimentario produce un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta, desaprovechar nuestros alimentos significa desperdiciar agua, suelo y energía.
Estamos a tiempo de tomar acción. Súmate al cambio. Al priorizar alimentos de origen vegetal puedes reducir el impacto ambiental de nuestra comida.
Juntos lograremos un futuro más justo para todas y todos.